domingo, noviembre 24, 2013

A la sombra del desamor.

No dejo ni un segundo sin latir.
La luna se deshace entre mis dedos
que aprietan sus jugadas con apremio
como todo lo que roza el desamor.

Ella me transforma en sombra:
su estela todo lo trastorna.

Yo quiero, sin dormir, soñar la eternidad.
Pero sólo consigo oscura intangibilidad.

Mientras tanto a este laberinto
le va creciendo el cielo raso.

Un hada que pregunta por mi cara,
observa, preocupada, el gesto de la nada,
los ojos tan lejanos de aquesta realidad
fugándose sin rumbo, sólo por escapar.

Mi existencia se resiste con fiereza
a la lógica inerte de la normalidad.

¡Indómita imaginación marginal!

Ya florecen los demonios esquineros
en el bar del que jamás podré salir.

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