domingo, mayo 08, 2005

¿Será así mi ceguera?

Está claro, desde el vamos, que es más fácil destruir que construir, y mucho más fácil que mantener. Entonces me veo ante la primera justificación directa que se puede tener de todo este pelotero trágico.
Después hay para considerar otros factores: el talión (ojo de vidrio por ojo real... ¿derecho a qué? ¿qué de qué? la imaginación traiciona, y el tiempo parece no contar), la hermana más hermosa (que se busca... aunque parece que con métodos contrapuestos), y qué sé yo... si nunca supe, tampoco... o nunca me dejaste saber.
Pedí verdad o mentira, me diste mediocridad. Así nunca sirvió nada. Eso de te abro la jaula pero si salís te pego un tiro no arregla nada. O al menos a mí, no. Y yo entiendo que sea parte tuya, pero para vivir de conjeturas prefiero jugar al prode.
El resto era cuestión de compartir, del tiempo, de qué sé yo... pero el gris, no. Porque el gris mata, ¿sabés? Fue mucho tiempo en ese color como para cometer otra vez errores del pasado.
Estuvo (¿está?) en tus manos. No pedí nada más.
En estas ocasiones es fácil lastimar... las palabras tienen ese oportunismo sensual y agrio, y eso las hace capaces de roer con saña a un alma desprevenida. Es sencillo, pero no deja de ser cruel. Y peligroso, a menos que uno ya se lo espere. Pero, al mismo tiempo, es un poco ingenuo (como la flor que muestra las espinas para defenderse del -en este caso imaginario- tigre).
Fleté muchas sombras para plenificar este juego... vos apagaste la luz. Te pedí que la encendieras, pero preferiste seguir tratando de dormir. Y yo estoy bastante cansado de la oscuridad: más allá de los miedos (porque no abandono), me enferma vivir tanteando.
Como la matemática no entra en estos rollos, cualquier cuenta puede tener solución. Si alguna vez 2 y 2 fueron 3...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y sí, es intentar escapismos del doloroso gris, es buscar colores pero claro, siempre viene alguno a revolearnos la paleta por la cabeza y hacer de nuestro arcoiris un cúmulo de estridencias sin sabor a palitos de la selva... y no, sabés? no! no sirve, eso no sirve, no te sirve, no me sirve... y es que las cajas siguen vacías así y no cualquiera es capaz de llenarlas, no cualquiera... guardá tu tesoro más preciado, no se lo entregues a cualquiera porque de repente te revolean los colores y terminás despertando rodeado una sombra de la que no podés escapar. Pero nosotros sabemos que podemos y sobre todo sabemos pelear... y sabés qué? Poderes de los gemelos fantásticos actívense! en forma de escudo protector de almitas de plastilina!
Te amo. Brillá.