viernes, febrero 24, 2006

Es tarde...

Hoy, sordo de vino, la melodía de tu recuerdo me hace soñar canciones del cuento ideal.
Te veo como el crucifijo sagrado de una religión que gobierna el amor y me aleja del demonio, como sólo vos podés hacer.
El sueño de blancas mariposas de papel se topa con tu forma real y muere sin ser parte de la ilusión que amanece en mi cabeza.
Pierdo la fe, pero no mi amor ni el verde que calma mi corazón.

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