Una película de Buenos Aires,
una película de amor,
vista con anteojos de bondi carmesí
y Astor como cortina espiritual.
Una película sin tiempo
que se repite a sí misma
por Narciso, y no Laprida.
Es así, digamoslo:
una fiebre gris, plomiza
los ángeles con espina
y el pescado bien alado.
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