No aprendimos nada. Seguimos:
Lanzando índices al viento sin ver los otros cuatro que nos apuntan.
Prefiriendo el choque antes que la unión.
Buscando en castigos ajenos los consuelos propios.
Bastardeando las pasiones genuinas que no son de nuestro agrado.
Creyendo en la justicia humana.
Pretendiendo que nos cuiden por un sueldo.
Gritando sin detenernos a escuchar.
Consumiendo los veredictos prestablecidos.
Defendiendo solamente los intereses individuales.
Ignorando las propias culpas.
Al futuro debemos construirlo entre todos, a ver si entendemos eso.
No se trata de acusarnos mutuamente para ver quién es más culpable de este infierno, sino de unir voluntades, limar desigualdades y tirar para adelante.
De los errores nos toca aprender. Si todos somos leña de árboles caídos, cualquier chispa nos incendia.
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