viernes, enero 07, 2011

América.

El Potosí ya costó, ahora toca
elevar los nuevos cielos
(desde aquel gran sacrificio).

La sangre está vertida
en los ríos, en las grietas
que hoy brindan, secas,
esperando una lluvia.

Quiere renacer, puja
contra oscuras voluntades
sometidas a sus hábitos
de pretensiones zonzas
(vacías como las entrañas
de los agotados filones).

Y llora su parto turbio
como un desahogo pleno
atestándose de estrellas
el cielo que la guarnece:
va amaneciendo, parece
y se iluminan las huellas.

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