viernes, enero 28, 2011

Una estrella.

El nuevo hombre del pasado
es sólo un sueño despertando
día tras día, fatigosamente,
sacándose los momentos
de encima sin pestañear.

¿Y las letras que cargaban
ideas en cada fusil?
¿Y la tinta derramada
por las almas moribundas?

Despéjense las preguntas
con esta nueva alborada
para que el fin de los días
deje más que gusto a nada.

Estamos siendo algo más
pero Roma no se hace en un día
ni se deshace en un par de años.

Habrá que creer para crecer
en el suelo que no se ve.

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