jueves, julio 12, 2012

Inquietud.

Quiero ser sangre (por un momento) y fluir sin venas por el universo.
Llevar en mi espesor la vida, la energía misma, la esencia del ser, su edad, su oxígeno.
Pero soy nomás un montón de ideas y piel.
La piel recubre pensamientos y sentimientos, pero no es muy permeable -sobre todo en presencia del tiempo.
Y la sangre está, se ve como un pantano: estancada, rancia; y este corazón, que no es un mangle, no sabe llegar al fondo de la ciénaga escarlata.
Es preciso fluir, es necesario el movimiento, y la ruptura de los periplos.

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