Afuera hay un mundo
que se deshace en agua
y chista constantemente
su llanto irrefrenable.
Acá tengo un diluvio
intangible, insoslayable
hasta seco, te diría
si no fuera lo de afuera.
El sueño se hace enemigo:
parece estar empeñado
en contradecirlo todo
en querer atrincherarme
detrás de su ánimo oscuro:
malos humos y dislates.
Se ha calmado la tormenta
pero recurre en los charcos
su síntoma hidromnisciente
(el agua ocupando todo)
y el fluir de los vehículos
humedece mi intuición.
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