Una terapia de sol y dulzura
para sanar esa noche tan dura.
Destripar la introspección
y charlar con el jardín,
descolgarse de los bits
con la tinta de colchón.
A Fibonacci cruzarse
en todas sus expresiones
¡qué vivas exposiciones
para sensibilizarse!
De pronto un susurro llega
y desde las sombras alega:
Debes ser tu propio dueño,
debes perseguir los sueños,
debes hacer lo que debes,
debes tiempo, ser pequeño.
¡No lo oigas, compañero!
Lo cierto duerme en tu alma:
allí se llega con calma,
busca bien su paradero
lleva ese amor verdadero
como brújula en tu palma.
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