miércoles, octubre 10, 2012

Reseña del recreo.

Ser jugador de los días es mucho más que bartolear el tiempo: tirar a la marchanta los momentos no es constructivo, ni inspirador, ni divertido, ni conmovedor. Sería, más bien, como poner todo de uno mismo a disposición de la próxima jugada, de la próxima bola, del próximo verso.
Un espíritu lúdico encarna sus sueños jugando a ser (que es como "ser", pero menos tenso y más intenso), entregándose a la imaginación y sus escenarios para alcanzar lo que las utopías suelen negar, con una tenacidad que escapa a la seriedad de lo posible.
También se puede apreciar en sus conductas un desapego por lo moralmente acartonado, y cierta tendencia a la demencia temporal, y a los temporales demenciales también.

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