domingo, agosto 01, 2004

No sé ni siquiera por qué la tristeza se tomó la molestia de venir para este sector, pero le voy a abrir la puerta ya que estamos... y ahí la veo, con ojos dignos de religión, como si los granos de arena cayeran en horizontal para el arte del abstracto amorío, que no se deja doblegar por la carrera de las agujas. Retrospectiva furiosa, dañina. Y la coincidencia del tiempo entre la cortina y el acto es una deliciosa manera de pegarle un chiflido al pasado latente pero no activo.
¡TE LLAMAN!


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