miércoles, abril 20, 2005

A la ciudad ni la rozo
entre esta dulzura leve
y el hueco que abriste
cuando me di cuenta
de todo lo que se va con vos
cuando te perdés de espaldas a mí
en lontananza de la avenida,
atrás de un vidrio imbatible
(quizá por el vidrio
o quizá por el tiempo,
la velocidad, la distancia,
la vida).

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