miércoles, noviembre 29, 2006

La sole (no, la del poncho no).

Con lo difícil que es pegarle un vuelo a esta soledad...
Pero si hay que pisar la pelota, la pisaremos, aunque el futuro se enoje y venga a rompernos las piernas.
Después de todo, la poesía se nutre de las rosas enteras, no sólo de sus pétalos.
Ahora... si sólo nos van a quedar las espinas, prefiero una plantita.
Detesto que el otoño se pase por mi jardín cuando las hojas del calendario ya lo habían exiliado.

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