Quisiera ser ese depredador que tu tristeza necesita.
Devorar con fruición de bajón los dolores que te roen la sonrisa.
Ser pintor, y tener un arcoiris en mi tacho, usar de pincel mis dedos para distraerte del gris.
Engañar como el mejor tahur a las cartas que te hacen perder cualquier alegría.
Vestirme de comodín.
Sacar al sol de su escondite cuando se pone en fugitivo de tu cielo.
Pero la tienda de disfraces no abre todavía, y con esta piel tan desteñida no sé cuánto se pueda...
1 comentario:
viva el pan rayado!
lo reencontré, de pura carambola, por no tener los links a la derecha, vió?
todo un placer
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