miércoles, abril 11, 2007

Somos.

Esa ambición por la nada desde la nada misma es el mayor pecado del hombre. Su lecho de muerte, quizás.
Tanto inconformismo absurdo, deseos sin pies ni cabeza que palicean todo tipo de esperanzas.
Las ilusiones son sumamente vitales, pero sin tomar a la trágica su inherente condición de espectáculo difícil de presenciar (como un arcoiris lunar).
¿Hasta cuándo vamos a querer ser más de lo que realmente somos?
Podemos volar, pero no tenemos alas.
¿Por qué penar por su ausencia en lugar de disfrutar esa sensación?
Pasamos tanto tiempo buscando un sentido hecho... cuando en realidad somos nosotros quienes debemos hilvanarlo artesanalmente.
Tenemos las agujas físicas y el hilo espiritual, sólo debemos aprender el arte de tejer ambos planos en un manto que nos resguarde del frío vacío.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y no nos olvidemos del vino...