lunes, abril 30, 2007

Un paréntesis de heridas.

Sabe doler cuando la sombra ha tapado las razones que nunca quedaron bien expuestas.
A nadie le gusta que pinchen su muñeco vudú, creo, pero a veces es mejor que dar explicaciones infinitas a un dolor que se tapa los oidos con toda su rabia.
Si el pedido cayera hoy como un paquete en mi jardín, lo abriría sin duda. Creo que hay explosiones que no atentan contra nadie que sepa cuidar su conciencia ética.
Yo no puse esas garras ahí, ni esta piel de seda acá.
Las heridas no son sólo del bando que perdió, porque en estas guerras no gana nadie.
Sólo difieren en que unos las usan como medallas y otros las guardan como enseñanza.
Por lo demás, al que le sirvan las disculpas, que las pida en la ventana, que siempre hay alguna para ofrecer, aunque dudo que sean bienvenidas.

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