viernes, mayo 25, 2007

Basta con eso.

A veces del cuestionamiento que supura salen preguntas como "¿quién puede decirle a alguien dónde debe poner su amor?".
Cada herida que sangra por el gusto de su portador no precisa de ningún médico.
Si tu culo es una caramelera, vos le ofrecés a quien quieras.
No podemos estirar más el chicle de la éticabsoluta que sale en los altavoces del inmundo mundo disociado, como un campo de concentración pero con buenos gerentes de marketing.

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