sábado, mayo 26, 2007

Un vuelo en sí mismo.

Se elevan las sombras propias, las propias luces, los factores que somos cuando no estamos encarcelados al tacto terrenal.
Ese convite espiritual, mesa invisible y ratona donde depositamos todos nuestros sueños de trinchera conceptual, en el arte de la idea.
Conexiones con la tierra con el cuero como catalizador. Ritmo de vuelo y candombe, cuerdas como chispas y una sopa de inconciencia que nos calienta el sentido.
El cocinero se vuelve chamán rítmico, para que aprender sea siempre el mejor camino.
Y ya hicimos que una noche más tenga sentido.

1 comentario:

Anna Bahena dijo...

En que sentido gira la noche...

es hermoso.

Anna.