jueves, agosto 23, 2007

De un rincón que se quiere quejar.

Me asalta el sentimiento de entendernos modelos para armar, con sus piezas predeterminadas en cada rincón, seleccionado minuciosamente por la idea del titiritero.
Esta chispa acá, esa duda allá, los medicamentos que medicamienten, farmacia del caos.
Un supermercado, una zapatilla, una bebida: todo nos marca y todos nos marcan (pegajosos).
El cielo también está hecho a medida (y siempre pedimos el XL, pero nomás quedan talles chicos "tomá, llevátelo y lo venís a cambiar la semana que viene", pero no viene ni la semana ni el talle grande, y desaparecen todos los vendedores de perfecta eternidad).
Si God bless America, que a mí me cuide el de moño.

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