Sería casi pecaminoso dejar pasar esta inspiración.
Qué bien que me pegás cuando me pegás bien.
(hoy vale cualquier dolor pretérito, lejos y cerca)
Ese elixir de miel, adictivo hasta la impuntualidad,
que me hace brillar los ojos como barniz en la retina
como si fuera a quebrar en llanto de éxtasis.
Y mi pecho queda más que chico.
El corazón hace estallar su coraza, y vuelan los tornillos
y yo vuelo con ellos, y con vos, por supuesto.
Desprenderme de este mundo
como un salto, y suspensión
en el aire que ya es cielo
y tus ojos, mi mejor hechizo,
sosteniendo todo desde el infinito.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario