miércoles, abril 21, 2010

Burro de Troya.

Hay una turbia treta detrás de la chapa seria y hegemónica.
El acceso limitado al infinito saber es un pecado serio, peligroso como mono con gran diario argentino.
Se pierde la ambición de conocimiento a través de grageas anestésicas en forma de cuotas informativas, que sólo muestran una mínima gama del abanico de colores que ofrece toda la realidad, por lo que uno cree que ya sabe lo que pasa, y salta a otra página buscando llenarse la panza intelectual con un nuevo plato de bazofia bien condimentada.
El pecado ya no es sólo la parcialidad, sino el bombardeo ignorante que se promueve: un conformismo informativo, como si sólo se tratara de sumar temas para la conversación cotidiana.
Mientras tanto, los pequeños microbios de la intolerancia y el constante malestar se van filtrando por nuestras pupilas para roernos el espíritu con paciencia filosófica.

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