domingo, octubre 24, 2010

Desoldado.

No hay pétalos sin espinas
en las rosas de este jardín
que se vuelve, a veces, monstruo
con su sombra desbordando
las almas de sinsentido.

Y los gusanos implícitos
se reproducen ansiosos
pretendiendo hoy devorarnos
sin dejar ni un resquicio
para esperanzas, para ilusiones.

Quiero el arraigo, igualmente
pero sin rendir mis alas
al deseo sedentario
de sólo aguardar un sol
imprevisible en su humor.


No hay comentarios.: