martes, julio 30, 2013

Se vuela.

Hoy se desliza.
No roza ni por asomo el suelo,
no deja caer sus livianos pies
en el pesar cotidiano.

Va de la mano de un ángel
oscuro y sonriente,
llegando a otros lugares,
tan parecidos, tan desiguales
como las lunas que se reinventan.

De tarde persigue
una mariposa anacrónica,
con colores traídos
desde quién sabe qué eternidad.

Por las noches desboca
su alma en ritos orates,
llenos de instintos distintos.

Se pasa la vida y la muerte
entreteniendo su tragedia intransigente.

Lo veo, hasta le creo
la risa que me irradia.

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