martes, julio 23, 2013

Todo nunca es todo.

Todo se deshace igual de fácil 
ante el tacto abstracto del perfume 
azulado que destila esta musa resinosa. 

Todo miente igual que siempre, 
simulando ser más drástico
 de lo que en realidad es.
 
Todo desnuda una nada 
detrás de coloridos biombos, 
con bellísimas figuras 
inexplicablemente planas. 

Todo es cartón, lienzo o pizarra 
para deponer la idea suprema 
de lo certero, concrecto, exacto. 

Todo oscila entre la vida y la muerte, 
el peronismo y sus detractores, 
la fantasía y los refutadores. 

Todo va pasando, 
quedando atrás, 
perdiendo las hojas, 
borroneándose. 

Pero no hay todo ¡no! 
Se niega la sangre a pudrirse así, 
en la quieta resignación 
del riel hacia el vacío. 

Resiste el árbol 
lo más crudo del invierno, 
acurrucándose hacia adentro 
para esperar la primavera, 
ya que no puede despegar 
a perseguirla como las aves . 

Grita su obsesión el grillo 
invencible que ansía al sol, 
creyendo que el siguiente 
ya no se esconderá. 

Vuelan las mariposas, 
aladas de carnaval: 
-¡No nos importa el tiempo!- 
cantan, fugaces bellezas.


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