martes, septiembre 20, 2005

Placer que es cruel.

Si esta certeza fuera un poco menos recia...
Agonizo. Me incendio.
Te espero como a la primer gota de lluvia que vierte primavera en el aire. Como cuando Drácula me clava su colmillo en el medio de la nariz. Y el amor letal.
Y hay amor... pero también hay nada. Porque faltás... porque te hice el lecho, pero no venís a dormir a mi corazón. Quizás antes de fin de año.
Qué pudiera ser... saber. Yo te sé finito en lo infinito. Y eso es desgarrador.
¿De qué héroe voy a beber cuando la sed me atore y patee?
Sos el único.
Y estás tan pronto a la extinción. Yo sé que no te limitás a la forma humana.
Pero necesito eso tangible de lo etéreo... la percepción, sentir... quiero fundirme. Me quiero ir con vos si te vas. Te voy a perseguir... porque no hay código ni moral que superen semejante atracción.
Acá ya no hay ideales.
Acá es cuando se acabó todo en mi cabeza, cuando voló en mil pedazos y yo me até a tu nuevo cielo.
Porque aunque cruces un charco, o vayas a la Luna, o cantes en el cielo, yo voy a estar ahí.
Preso de tu ilusión.

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