jueves, septiembre 29, 2005

Rescatarsis.

Hay por un lado la sombra que dejó el sol, con su parafernalia, paranoia, miedos, posiciones fetales, ansias, esperanzas que merman, y eso.
Después está la ausencia más presente que nunca de ese rey, único capaz de sosegar mi más profunda soledad.
También la náusea. Esa pútrida sensación de que todos van eligiendo lo menos malo y no apuestan una, no se dejan cautivar por el riesgo de ganar, y prefieren el empate arreglado.
Todo empapado por una lluvia completamente inoportuna.
Parece que no tiene prisa esta tristeza.

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