miércoles, septiembre 12, 2007

No sé por qué los ce.

¿Hasta dónde y hasta cuándo seguirán clavando sus espinas estas sombras celosas?
Siempre rozando el cuello ese filo desconfiado, siempre brotando la sangre sucia de las heridas en la imaginación.
Tristezas abstractas, miedos feroces, ardiente inseguridad (pero con el ardor de los peores tormentos, no de las piras renovadoras).
Cualquier palabra es chispa que desata esos infiernos.
Cualquiera puede ser el monstruo que devore con fruición los sueños de eternidad.
Tan indefenso estás, tan indefenso... la inocencia te duele hasta en la punta de los pelos.
Pero si no ponemos fichas en nuestro rol de ilusos, nada queda por esperar.
Y 'nada' es bastante poco para sobrevivir, para resistir, aunque de por sí debas resistirte a vos mismo.
Pecado de egoismo: cómo le duele a esta fantasía compartirte en tus halagos, en tu dulzura, en tu corazón y tu alma, cómo duelen los pasados, o hasta la pupila que te salpica.
Maleficio del ser, este atado de fantasmas que se cargan en los tobillos del alma como grilletes insoportables.

1 comentario:

Anónimo dijo...

"Pero si no ponemos fichas en nuestro rol de ilusos, nada queda por esperar"

eso eso eso!!!

¿te acordás de este nick piojus?
TE EXTRAÑO, CHE.