"Una jaula para los ciegos.
Denles de sangrar en sus ojos,
háganlos llorar, pero no los dejen sentir."
Dijo el rey, dijo el dios,
y en un estallido rebelde
donde convergen el bien, el mal y la calma
cayó la fría condena de oficio
se volvió de la raza maleficio.
Pero no debemos ser la ignorancia
porque la oscuridad del ciego
también sabe susurrar verdades
y de las más crudas, eh.
De las más crudas...
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