domingo, julio 20, 2008

Feliz día feliz.

No se decodifica en palabras un sentimiento, sólo se lo puede merodear.

La mesa puesta o sin poner, no importa igual. Los que la rodean son el banquete y sus palabras y gestos cruzándose como si fuera un enorme pinball. Giran los ungüentos del espíritu, bálsamos de risas y balbuceos, mientras cosechamos lo que el tiempo nos ha dado, esos frutos de lo compartido que hoy producen risas anecdóticas.
Hay humos de parrilla y matorral, hay sueños por cumplir y otros por contar.
Es un homenaje, una consagración; las fechas son sencillamente excusas, porque no varía demasiado de cada fiesta semanal, pero tiene ese dejo sagrado que genera el confluir de tantos buenos deseos.
Tan fantástico y sencillo como un brindis, un abrazo y la mirada que atraviesa el tiempo y encuentra, en un instante eterno, el clímax: lo logramos, llegamos vivos y juntos a este momento.

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