martes, julio 01, 2008

Lo posible de ser.

Cómo escribir y qué describir cuando lo que pasa en frente de la vida es tan explícitamente todo que las expresiones se inhiben, se sienten ofensas a la real fantasía, esa ironía del éxtasis para cualquier latido que se precie.
Ahí, con la Luna adornándole el sitio donde debería haber una boca; suplantándole los ojos chiquitos por la sonrisa o las respectivas cejas, como si lo de abajo fueran estrellas acunadas del revés, o un paraguas para que la lluvia no la haga llover.
Un paisaje.
También parece una osadía hablar de su gracia o movimiento, cuando rebota y agita todo mi pecho, cuando reparte alegrías como si las sacara de una enorme bolsa de caramelos, cuando de su garganta saca voces o sonidos que no son de este mundo (bueno... de este mundo igual no parece casi nada de lo que le concierne).
Esa sensación de impotencia... porque es como si no pudiera ser traducida a los ojos, pero ellos la dibujan. Y las palabras, entonces, quedan mancas, o rengas, o mudas, o ciegas. Se les caen los sentidos como lepra, como hojas secas, como nubes.
Y yo me creo inutil, hasta que descubro que el espectador de los milagros es también quien los hace posibles.
Y entonces disfruto mi suerte y su respiración.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Vos sos el milagro, espectaculador.

:o)