lunes, noviembre 15, 2010

Redondeando.

Una pampa de almas verdes
adornando este desierto,
enalteciendo su festival
pagano, de espíritu primitivo
nacido con el fuego, en la llama
misma que birló Prometeo.

¿Somos tantos o uno solo?
Por momentos es confuso,
pero parece homogéneo:
un caos muy parejo, ardiendo
a todo vapor (¡dulce vapor!
dulcísimo jugo del viento
quemando todo por dentro).

Y regalo los recuerdos:
una brisa se los lleva
("vayan con el sonido
que no cabe un suspiro
en esta verde tempestad").

Para volver, para pisar
el suelo con cierto desdén,
exprimiendo los momentos
que ya resultan tesoros.


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