viernes, mayo 28, 2004

En la ignorancia hay tranquilidad, porque sólo se puede odiar y sufrir por lo conocido. En cambio, en lo ignoto se posa la esperanza, la chispa que puede encender todo el fuego. Entonces, quizás podría poner un aviso en el diario que orara, masomenos, así: Cambio escasa sabiduría por prominente ignorancia, pago diferencia, no ofrezco garantías ni devoluciones.
Es como aprender a leer: Cuando uno pasaba por un letrero sin saber leer, era divertido ver los símbolos como dibujos sin sentido, buscándoles el significado, la forma, la expresión, y que estos cambiaran con nuestra perspectiva del momento. Pero una vez que se aprende, el significado, la forma y la expresión se vuelven invariables, irrevocablemente invariables, y ya nunca volveremos a ver una letra sin pensar en su nombre, su sonido, su pronunciación. Por eso propongo una campaña de ignorancia sabia y creativa, es como una anarquía del conocimiento. Que los valores sean sólo valores variables, y que la única verdad se concentre en cultivar el propio jardín sin orinar en el ajeno, a menos que esto sea de común acuerdo, por supuesto.

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