miércoles, mayo 05, 2004

Premonición y psicodelia sin cosas raras, como un encierro o un entierro descomunal. Nada tiene sentido pero todo sale de donde no se sabe nada pero algo lo demuestra, como dando señales de el incendio más magnánimo y colorido, un azul que devora ciudades y capitales del poder más obtuso, más agotado y crítico, más austral y anodino, triste como la tristeza más triste, pero sin tantas lágrimas. Porque no nos obligaron a nacer, pero sí a morir, aunque no en todos lados, y sí en todos los lados de un cuadrado que no cambia su forma ni por asomo, jamás de los jamases, y el delirio ya tomó la posta. Quizás debería bajarme de mi mula, pero no creo que sea el momento, vale más proseguir un poco y ver qué sale de este sinfin de atolondrados que nada tienen para decir, pero hablan igual, sólo para llenar el hueco de silencio en el aire, y así emparchar los sueños con una histeria de realidad que paraliza el mundo para que gire en es dirección tan patética, tan hastiante...

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