lunes, noviembre 15, 2004

No sé qué queda por escribir después de una lluvia tan furiosa y tierna a la vez.
Ahora está despejado, pero tuve más sol en el gris amanecer de ayer. Mucho más.
Y qué feo se siente esperar el sol sabiendo que no va a repartir tanto calor, ni tanta alegría... y eso que él sabe lo que es hacerme bien.
¿Qué competencia puede haber entre la estrella que está a años luz y la estrella que, aun sin tocarme, me quema a un paso de distancia?
Bah... me quema, me arde, me asfixia de una ternura indescifrable, de esas que uno no sabe por dónde se meten, y que cuando las quiere sacar, termina dejándolas más adentro todavía, no sé si por inútil, terco, necio o qué...
(... pero te quiero).

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