martes, noviembre 16, 2004

Verte en diferido se vuelve un poco adictivo.
Hay una sonrisa, y los dientes son barrotes que me rodean. Hay una mirada, y las pupilas me atan con magia invisible, onda magneto psíquico. Hay un rostro de vos (gracias Marito) y sin embargo, es tan espléndido y panorámico que podría ser una cascada, una montaña en otoño o el mismísimo lago paradisíaco. Porque hay más en tu belleza de lo que un ojo exprime.
Pero el cuadro no termina. Resulta que a tu lado estoy yo, con una sonrisa enorme que es la paradoja perfecta de mis ojos diminutos. Y tu cabeza sobre mi hombro... milagro de milagros de la dulzura. Si se puede retratar el sueño de un alma enternecida, esa imagen es la obra maestra. Es como que coronaras mi humanidad con tu belleza. La muerte puede estar segura de que, si se pega una vuelta, tengo una cosa pendiente menos en mi lista de "maravillas del mundo".
No hay más que decir por "ahora".

No hay comentarios.: