Delirio-trampa.
Anoto en el agendo y salgo jugando por los costados, pelota al piso y tranquilo.
La historia nace de un pequeño cuento que traía a colación un juego peligroso. Tiempo después, ese juego me envuelve y resulta imposible de eludir, aunque sea imposible por propia voluntad.
Ahora soy el osezno inocente sobre la boca metálica con el estómago vacío, y aguardo la caída o el salto heroico y victorioso.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario