jueves, enero 06, 2005

El amanecer como paraíso, en mi jardín de edén personal, mi parcela de cielo.
Desenmascara un día tan pesado como abstracto en este preludio mañanero, herencia de una suave noche veraniega.
Yo, frente portal absorbente, llamando a mis héroes, esos paladines del silencio, invocando una ayuda ante los desvaríos de la consciencia en llamas, y con una brujita de alma sencilla y mente estrafalaria del otro lado.
Se me cuelga todo el panorama.
"Laberinto del sueño, donde se pierden los demonios de la memoria..."

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