jueves, enero 27, 2005

Nostalgitis.

Suena una mermelada de perlas, y en esa densa dulzura se moviliza una marea de pequeños deseos acrónicos, como de un futuro anterior. Claro que esto viene de antes, y de más atrás también. Porque la nostalgia es fundamental. Es, incluso, ominpresente. Y en ese estado saturado de magia, a veces se rebalzan las macetas y sobreviene un diluvio y embalses en los párpados. Hasta puede haber una hemorragia ocular, ese estallido tecnicolor de las alas. Una agudísima enfermedad propia de los ilusos más ilusos.

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