miércoles, agosto 10, 2005

Gamulán de seda en el alma (ay, Miguel).

Despertando de esto que fue una muerte llegando tarde a mi consciencia, y con el dolor de tantas penas que no puedo decir ajenas... casi propias, pero casi.
Es una nube de inspiración divina, de tus palabras, de las de Andrés, de las de queridos seres que vuelven a soñar, de las de otros que ya no tienen fuerzas para hacerlo.
Todos con sus espejos rotos, tratando de rearmarlos... y yo ayudando. Quiero ser un profesional en esos rompecabezas para poder solucionar instantáneamente cada pieza.
Hay invierno, crudo y jodido, de clima y de hombres. El cierzo bombardea los cielos. Las ganas se caen del pecho como una canica de la mesa desnivelada. Hay escasas ascuas en el fogón, y casi que encima, llueve.
Pero yo tengo un hechizo que, si bien está algo aterrorizado, me sirve de trampolín para ayudarlos, para saltar sobre sus miserias y tratar de rescatar ese ghetto de risas que queda siempre en algún lado, luchando contra la heladera universal.
Me ofrezco de refugio, y siento que puedo, al menos por un rato, cobijar sus heridas y ser curandero improvisado.
Agradezco el conjuro que me da a mí tanta tibieza en este témpano.

1 comentario:

Anónimo dijo...

vos podés.
yo puedo.
con vos puedo
conmigo podés.
acá estoy.
acá estás.
contra los males
y las tristezas
contra los dolores
y la gente.
contra la maldad.
contra el egoísmo.
siempre peleando para que no nos congelen el alma.
te amo hermanito.