martes, agosto 23, 2005

Ladrillos amontonados.

Los abusos universales
por mantener viva
una mísera pared
que vuelve a cometer
los mismos desaciertos
de sus antecesores,
con las manos empapadas
en ajena hemoglobina
y la mente una prisión
mezcla de turbia consciencia
y tenebrosas promesas.

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