Las libertades personales son, a veces, más caras que una vida sin caminos.
Y los precios sufren modificaciones letales en algunas situaciones donde el caos se levantó en armas y quiere tomar, por sorpresa.
Habrá quien prefiera más horas de trabajo por menos horas de una libertad más frenética.
Habrá quien descanse en la paz del placer cotidiano y sus largas vacaciones diarias.
Si hay dos campanas ¿por qué marginar una, ignorarla?
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