sábado, diciembre 30, 2006

Incoherencias del plenilunio en cuarto creciente.

Hemorragia insoluble
el diluvio de sueños sordos
como un pájaro que canta
pero bien al atardecer.

Miel como tesoros del sol
y una cápsula tan íntima
que ni el futuro está invitado.

Soporta una mano disuelta
el color de los dedos
que una sonrisa provoca.

Y reglas que nada arreglan.

Abismos despejados
para saltar a la eternidad
de los instantes.

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