A veces parece que fueras un kiosko de ansias.
Todas tus canciones son una excusa para extrañarte más y más,
con la sed a pedir de boca (caramelito de humo y polvo terrenal)
y tu presencia acercándose con el caer de las hojas.
Ya te veo venir viniendo, despacito, como el giro de la tierra.
Siento el gustito agrio y coloradón, como la sangre que me das
para verte mejor.
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