miércoles, marzo 14, 2007

Mi pierna.

No sé qué sería de esto que soy sin eso que sos vos.
Y ojo que no siempre fuiste lo mismo, ni sos o serás también. Pero estás, y siempre en una pata.
Cuando pasás, tu aparición deja huellas.
Si no aprendí de vos ¿de quién?
Saber que el animal que somos no tiene límites, pero sí sueños que cumplir.
Hay una guerra de todos los días que no mata personas, pero en su campo de batalla han caído muchas ilusiones. Y nosotros somos abanderados de esos muertos. Llevamos en el asta sus harapos enchastrados del color derramado al luchar.
Y vos, amada, tenés la misión de gritarnos desde el fondo del abismo que la caída no es tan drástica como volverse esqueleto (y luego polvo) en el borde.
Gracias por ayudarme a sostener la ilusión.

1 comentario:

Anónimo dijo...

te zarpaste con este texto.
mal.
me gustó mucho.
cuidate las alas.
las de verdad.