miércoles, marzo 14, 2007

No se salve de sí mismo.

Buenos Aires hoy es un río sin agua, pero a punto de llover.
Está el caudal en el cielo, y el suelo lo espera ansioso para volver a correr.
Y recorrer, pero en sentido inverso.
Que las bifurcaciones sean el comienzo, en el enorme mar, y de ahí subir hasta el sol.

Buenos Aires hoy es un nido de lunas, con los huevos a medio poner.
Y la espera que precede a la eclosión se hace casi de goma, de chicle, de grondona.

Buenos Aires hoy es la fruta que el árbol no deja caer.
Pero el viento viene a empujar, y las hormigas suben en precesión para ayudarlo.

Buenos Aires hoy es el taller de los espíritus libres, que buscan las alas que los lleven al cielo.
Los ojos que guíen sin ver. Las narices que nunca se tapen. El amor que pinche sin pinchar.

Buenos Aires tiene gustito a aldea de poetas en una olla popular.

Buenos Aires es la línea de largada para cualquier revolución... lástima que nadie dispara la señal.

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