viernes, marzo 30, 2007

Tu dulce nombre.

El amor a la vuelta de la esquina, a unas cuadras, a un abrazo de distancia. El sol que arde como nada que no lo toque.
Tu retrato pintado a mano por el tacto más delicado, con esa suavidad que vos nomás...
Hay veces que hasta me duele tu perfección, como si fuera yo un novato trapecista al que la suerte le salvó la vida casi caprichosamente.
Y hablando de mentes caprichosas: qué fiero metejón tiene mi imaginación contigo. Está poseída por un berretín de miel y jazmín.

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