martes, mayo 10, 2011

Pensar y ser libre.

¿"Otra vez una bengala"?
No. Otra vez un pelotudo.
Y otra vez un coro de autómatas repitiendo el discurso más obvio y chato.
Otra vez el universo echándole la culpa de sus tragedias a un elemento inanimado, haciendo esa lectura simplista que deja como saldo indefectible la idea de la prohibición. Y lo que habría que prohibir, si vamos al caso, es la estupidez, pero es mucho más difícil de combatir, y hay que pensar mucho más para llegar a eso. Entonces, mejor, caigamosle al objeto.
Es más sencillo creer en la teoría del demonio de fuego que se come a la gente: ¡mala, bengala! ¡mala! ¡suelte la mano de ese gil que no sabe cómo manejarla!
Y lo más raro, es que no se utiliza el mismo parámetro para todo, porque nadie piensa "Otra vez un auto" cuando un conductor irresponsable causa la tragedia, u "Otra vez un arma" cuando una persona descarga su furia sobre otra(s) quitándole(s) su(s) vida(s).
Y no se trata de defender el uso de pirotecnia en sí, sino del elemento quizás más importante para llegar a la libertad: el pensamiento propio, profundo y responsable; el llegar al fondo de las cosas sin esperar (o dejar) que nos lleven de la mano.
No nos quedemos en la piel de un análisis, lleguemos a las entrañas de la reflexión.
Sino le hacemos el caldo gordo a los que tiran la piedra y esconden la mano porque, entonces, quién quede como culpable será siempre la piedra.


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