jueves, febrero 17, 2005

¿Qué pasa? Pasa que en medio de este agotador y cansino desierto veo, como un flash, una especie de bosque tropical saturado de humedades, con lianas que cuelgan de inmensos árboles que se juntan en grupos numerosísimos para formar comunidades de verde paradisíaco. Y ésto, como si fuese una vía, nos lleva directo a otros misterios maravillosos, a una variedad colosal de animales, que van desde pequeños roedores hasta las más esplendorosas y coloridas aves, desplegando un vuelo majestuoso por sobre las espesas copas en reunión. Pero quizás lo más impactante es el caudaloso río que parece cruzar de lado a lado esa mini selva: se trata de un imponente brazo de agua (clara como una retina) que hace de tutor perfecto para descifrar con su recorrido un sendero de magia única y autóctona.
Esto, si bien hermoso, me resulta, por lo menos, sospechoso. No sólo por el desierto que rodea Lo Frondoso, sino más bien por su repentina aparición, que parece hacerle trampa a una vista bastante privilegiada si se quiere. Esa duda me turba y suscita en mi cabeza una imagen que muestra el esplendoroso oasis protegido por un impenetrable velo de utopía que se encarga de poner en jaque a un dulce anhelo, y entonces la palabra "Espejismo" toma forma en mi cabeza, pero lo hace de un modo pesado y lento, como si mi mente estuviese rumiando la idea y no quisiera terminar de tragarla nunca. Y es obvio: renunciar tan fácil a una maravilla así es un delito sin ningún tipo de fianza posible, y por el cual muchos terminan con pena de muerte a la ilusión.

No hay comentarios.: