lunes, febrero 28, 2005

Una piel dura como las cuevas pétreas protege a esa helada humanidad de la divina amenaza que representa la magia.
Con sus ojos obsoletos-pero-programables se dan el lujo de diagramar la realidad de acuerdo con sus cánones, y prohiben el ingreso a cualquier forma de vida o pensamiento que no se encuentre en la lista de honor.
Van atravesando una tormenta furiosa, pero no se mojan en lo más mínimo y, por el contrario, más allá de ignorar a las gotas, tratan de asesinarlas con suspicacias viles y certeras, letales como el gélido atlántico sin una balsa.

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